lunes, 21 de noviembre de 2011

Los atuneros vascos siguen a la espera del armamento pesado



La flota atunera vasca que faena en el océano Índico sigue sin poder embarcar armamento pesado para hacer frente a los ataques piratas que se registran frente a la costa de Somalia, sobre todo en los periodos intermonzónicos en los que el mar en calma facilita a las mafias acosar a sus ‘tesoros flotantes’. Cuando se cumplen dos años de la liberación del ‘Alakrana’, tras 47 interminables días de cautiverio, la tensión persiste en la zona pese a la disminución de los intentos de abordaje.
El Gobierno de la República de Seychelles autorizó en septiembre a los pesqueros españoles a llevar armamento del calibre 12.70, en lugar del de 7.62 milímetros que los vigilantes de seguridad de los buques utilizan hasta ahora para defenderse de los intentos de asalto en alta mar. La Administración del país africano, sin embargo, sigue sin dar el visto bueno definitivo al protocolo de actuación que el Ministerio de Defensa español le remitió en su día, en el que se concretan, entre otros puntos, las condiciones para el traslado y manejo de material de guerra en las aguas más peligrosas del mundo.
«Al parecer, ambos gobiernos no terminan de llegar a un entendimiento», explican responsables de una empresa atunera de Bermeo propietaria de varias unidades que faenan en el Índico. «Defensa de Seychelles anda con miedo porque cree que las armas que nos permiten embarcar tienen poco menos que los mismos efectos que las bombas atómicas. Confiamos en que el tema se resuelva pronto», señalan.
El ministerio que dirige Carme Chacón ya ha encargado a la compañía Santa Bárbara Sistemas (SBS) –filial del grupo estadounidense General Dinamics, con sede en Madrid, y que suministra también material a las Fuerzas Armadas españolas–, la adquisición de armamento de mayor calibre para los atuneros. Asimismo, se están estudiando las posibilidades que existen de trasladar cuanto antes las armas y municiones a Puerto Victoria, capital del archipiélago de las Seychelles, donde la flota atunera tienen su principal base.
Chacón aseguró que esta operación se llevaría a cabo de forma «casi inminente», aunque fuentes del sector atunero congelador admiten a EL CORREO que «es casi seguro que este año nos comamos las uvas sin las armas de más calibre a bordo».
Vigilancia reforzada
Desde alta mar, también lamentan que la operación se haya dilatado en el tiempo. «Nos habría gustado tenerlas ya, coincidiendo con esta época del año en la que se registra siempre un rebrote de la piratería porque mejoraría nuestra seguridad, pero está claro que habrá que esperar», declara un patrón de Lekeitio que se encuentra faenando en aguas del Índico. «En todo caso serán bienvenidas porque ellos (los piratas) cada vez están mejor preparados para atacarnos con todo el material que consiguen a través del mercado negro».
La Asociación Española de Escoltas (ASES) también ha solicitado en reiteradas ocasiones el empleo de ametralladoras de mayor alcance para proteger a los pesqueros de las acciones violentas de los piratas somalíes en alta mar. En estos momentos, los agentes defienden a los buques en los que se encuentran embarcados con rifles de asalto y ametralladoras ligeras que alcanzan los objetivos a 600 metros de distancia, frente al armamento pesado entre el que se incluye el modelo Browning de calibre 12.70, con un recorrido superior al kilómetro y medio.
En la actualidad, coincidiendo con el segundo de los dos periodos intermonzónicos –se prolonga hasta diciembre–, las armadoras vascas han vuelto a reforzar la vigilancia a bordo para hacer frente a cualquier ataque. Los buques llevan entre tres y cuatro agentes, dependiendo del porte de la nave, uno más de lo habitual en la época de menor riesgo. El primero de los periodos intermonzónicos que aprovechan los piratas para campar a sus anchas por el Índico se prolonga desde enero hasta abril, aproximadamente.
La treintena de unidades que componen la flota atunera congeladora vasca se encuentra en estos momentos faenando a bastante distancia de las aguas internacionales situadas frente a la costa de Somalia, en las que normalmente navegan durante estas fechas siguiendo la ruta migratoria de los cardúmenes de atún rojo. La razón no es otra que el periodo de veda impuesto en la zona, que se prolongará durante todo el mes. «Estamos esperando a que termine el parón biológico para poder pescar algo, porque de momento el año no está siendo demasiado bueno», señalan desde otro pesquero bermeotarra.
Durante la presente campaña, solo cuatro atuneros españoles –‘Albatun Dos’, perteneciente a Albacora; ‘Felipe Ruano’, de Pevasa; ‘Draco’, propiedad de Petusa; y ‘Alakrana’, de Echebastar Fleet– han sido objeto de intentos de abordaje por parte de las bandas piratas. El primero de los ataques tuvo lugar el 6 de enero, mientras que los dos siguientes se produjeron en marzo. El más reciente, de nuevo con el ‘Alakrana’ como objetivo, se registró el 18 de octubre pasado. La cifra dista mucho de los 22 barcos que en 2010 sufrieron persecuciones, algunos de ellos hasta en tres ocasiones. «De no llevar armas a bordo, muchos de esos ataques hubiesen terminado en secuestro, seguro», recalca un capitán al que el año pasado le tocó vivir de primera mano un intento de abordaje pirata.
Pese a este descenso en el número de ataques, los vigilantes lo tienen claro: «la situación en la zona no es buena».